Guadalajara, dos pasiones divididas por el lonche y la birria
En la cadera de la República Mexicana, se encuentra Guadalajara, “la novia” y principal metrópoli de Jalisco, tierra en donde reina el cantar del mariachi y el calor de la garganta que provoca su tequila y pa’ los más valentones la raicilla. Lo sobresaliente de La Perla es que conserva los aires tranquilos del interior y la viveza de la ciudad, ahí se vive y bebe hasta el amanecer. Uno de sus mayores atractivos es sin duda su gastronomía nacida de la perfecta unión entre la cocina prehispánica y la europea, principalmente la española y francesa. El arraigo tapatío sabe a cada bocado, de sus platillos de desprende el sabor del chile de árbol, las especies y hierbas de olor y desde luego la carne de ciprinos y cerdos cocidos a fuego lento.
Para abrir boca en Guanatos nada mejor que comenzar con un platillo que se sirve tanto en el puesto callejero de la esquina como en un tradicional restaurante: la birria. No acostumbrados a tener chivos pastando de aquí para allá, comiéndose los sembradíos indígenas, los antiguos habitantes de Guadalajara después de la Con- quista decidieron “darle cuello” a una plaga caprina como mejor sabe hacer un mexicano: metiéndolo a una olla tapada con pencas de maguey. Así es como nació la famosa birria jalisciense…