Testimonios de gol y gula

Por los ojos de Melquiades Sánchez Orozco no sólo pasó casi toda la vida del Estadio Azteca, sino también la evolución de una ciudad en la que el estilo de vida de sus habitantes cambió junto con la modernización. Aunque ser espectador del tiempo tiene sus ventajas, admite que también se genera mucha melancolía por el pasado.

Lo que más extraña, no dudó en afirmarlo, es el sazón de la comida mexicana y su presencia en el estadio que es como su casa, la cual ha sido sustituida paulatinamente por la comida rápida y los excesos de picante, sal y limón.

En los más de 50 años que lleva como la voz oficial del Estadio Azteca, ¿qué transformaciones ha tenido la comida que consumen los aficionados antes, durante y después de un partido?
La comida que se vende en el estadio ha variado. Antes era artesanal —por decirlo de alguna manera— porque la preparaban personas que no pertenecían a ninguna empresa. Todo era preparado de forma casera sin conservadores ni nada. Recuerdo mucho unos taquitos de cochinita pibil deliciosos. Por ahí, cerca del estadio, vendían unas tortas y hasta pozole, pero ahora con la tecnología todo se fabrica a nivel industrial, y así llega a los aficionados.

De la época donde aún se podía entrar con comida al estadio, ¿qué extraña?
En el camino se quedaron esos sabores de antaño que por alguna razón ahora ya no puedes saborear. Quizá porque las cocineras, los taqueros o los grandes chefs han llegado a la conclusión de no esperarse porque saben que el comensal arruinará su platillo con excesos de sal, limón y chile. Pienso que se ha caído en el extremo, esos admiradores del picante que han aparecido últimamente lo echan todo a perder. Hasta los tacos de cabeza o lengua corren el riesgo de perder su sabor original por el fanatismo al chile, el limón, la sal y los montones de cebolla y cilantro. 

¿Existe un lugar tradicional alrededor del Estadio Azteca al que le guste ir?

Realmente no. De frente hay un mercado de comida con mucha variedad, buena, mala, regular, pero la gente va ahí porque queda muy cerca del estadio. Te bajas del tren ligero, cruzas el puente y ahí está. Creo que son mejores los puestos que hay alrededor como los tacos de guisado que están por la puerta del lado poniente.

Del lado oriente hay un puesto de tortas de milanesa, chorizo, bistec, de muchas cosas. Había por ahí una leyenda negra que decía que algunas de esas tortas no eran milanesa, sino de papel por lo delgadas, en fin, siempre se levantan cuentos alrededor de todo. Yo no lo creo, pero por si las dudas, mejor no como ahí.

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